La familia salesiana volvió a demostrar que el trabajo en conjunto puede generar verdaderos cambios en la vida de nuestros jóvenes. Gracias a una colaboración ejemplar entre la Asociación de Exalumnos del Colegio Técnico Salesiano, las autoridades del Centro de Adolescentes Infractores (CAI) Virgilio Guerrero y el personal comprometido de la Unidad Educativa Técnico Salesiana Don Bosco Kennedy, se logró un significativo proyecto de readecuación de espacios formativos que impactará directamente en la educación y reinserción de los adolescentes que forman parte del centro.
Renovación que transforma
El principal logro de esta colaboración fue la readecuación total de la Sala de Cómputo, un espacio vital para el aprendizaje digital, el acceso a nuevas tecnologías y el desarrollo de habilidades necesarias para el presente y futuro de los jóvenes. Además, se realizaron mejoras estructurales y funcionales en varios talleres técnicos, lo que permite fortalecer los procesos de formación práctica y profesionalización de los participantes.
Estas obras no solo representan una mejora en infraestructura, sino también un mensaje claro: creemos en las segundas oportunidades, en la educación como motor de cambio y en el poder de la comunidad para generar esperanza.
El deporte como motor de impacto social
Lo más destacable es que todo este proyecto fue financiado gracias a los ingresos obtenidos en la organización de la Copa Social Don Bosco, un campeonato deportivo que reunió a decenas de exalumnos y miembros de la comunidad salesiana con un propósito mucho más grande que competir: construir un futuro mejor para otros.
Cada jugador, cada equipo, cada inscripción fue un grano de arena que hizo posible esta obra. A través del deporte, no solo se vivieron momentos de alegría, hermandad y sano esparcimiento, sino que se generó un impacto social real y tangible.
Un modelo de colaboración que inspira
Este proyecto es una muestra viva del carisma de Don Bosco en acción. La unión de voluntades entre exalumnos comprometidos, instituciones públicas y educativas, y una comunidad que no olvida sus raíces, deja en evidencia que cuando se trabaja con espíritu de servicio, el resultado trasciende lo material y toca corazones.